¿EL MOVIMIENTO ES Ó NO ES EDUCATIVO?
El movimiento es educativo
El movimiento es educativo
La dimensión ‘a
través’ del movimiento es concebida como instrumental en su
propósito. Lo que caracteriza a este saber cómo en su sentido
fuerte es que la persona en cuestión no sólo puede hacer algo con
éxito, sino que es capaz de proporcionar una relación inteligible
de cómo lo hace.
La educación, incluso
cuando se la considera como interesada fundamentalmente por el
conocimiento y la racionalidad, va mucho más allá de formas
teóricamente construidas de discurso proposicional. Se interesa
también por toda una gama de contenidos prácticos que constituyen
una parte significativa de la cultura.
El carácter educativo
del movimiento radica predominantemente en la racionalidad del
conocimiento práctico, en especial en cuanto éste se halla
ejemplificando por la dedicación a actividades específicas. Así
no sólo se reconoce el valor educativo de ‘saber cómo’ actuar
con competencia y comprensión en diversos cometidos culturales
integrales, sino el de apreciar las dimensiones morales y estéticas
de lo que se está haciendo. Peters designa como actividades
‘valiosas’ o ‘serias’ en términos educativos las que
poseen: un amplio contenido cognitivo y las que son capaces de
ilustrar otras áreas de la vida y contribuir considerablemente a su
calidad .
El
movimiento no es educativo
La educación va mucho
más allá de formas teóricamente construidas de
discurso proposicional . La educación se
interesa por toda una gama de contenidos prácticos que
constituyen una parte significativa de la cultura.
La educación a través
del movimiento puede ser considerada capaz de ayudar en la promoción de objetivos necesarios o deseables de tipo no educativo.
En el movimiento el
interés corresponde a los valores que son parte inherente de las propias
actividades. En el movimiento sostiene la concepción de que las
actividades del movimiento resultan valiosas cuando se examinan desde dentro
o desde una perspectiva de participación del agente que se desplaza.
Para valorar algo
estéticamente primero es necesario analizarlo según sus propias cualidades
esenciales y no en términos de algún propósito instrumental ó
extrínseco. Lo que se requiere a la hora de valorar estéticamente algo es
una respuesta personal e imaginativa que puede o no invocar criterios
establecidos.
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